San Cristóbal de
las Casas, Chiapas, 07 de febrero de 2012.
A la comunidad universitaria.
A la comunidad estudiantil
A los medios de comunicación y medios
alternativos.
A la opinión pública.
La
educación en México es ya un negocio rentable para la inversión privada. Hace
ya algunos años que la educación pública y gratuita ha sido abandonada por el
Estado Mexicano, y con ello ha generado
las condiciones para la iniciativa privada de invertir en la educación,
transformándose de ésta manera en una mercancía más.
La
prueba irrefutable la tenemos a la vista con más de 7 millones de jóvenes que
no estudian ni trabajan, a causa de las políticas económicas y sociales de
exclusión y de hambre que implementa la oligarquía empresarial a través de los políticos de
oficio a nivel federal y estatal.
La
miseria no es un problema propio de una región del país, es un problema
generalizado, que se agudiza en todos los sectores, a medida y cada vez que el Estado le abre las puertas para la inversión privada.
En este sentido, nuestra educación es
hoy para los intereses empresariales, un
negocio rentable, y el que ahora Felipe Calderón impulsa la
privatización mediante el uso de recursos públicos apoyando a escuelas
privadas, a través del Programa Nacional de Financiamiento a la Educación
Superior, con el sistema becas-crédito en el que la Secretaria de Hacienda
respaldara con dinero del erario público. Donde el total de las ganancias serán
para los bancos y las universidades particulares, en su mayoría patitos”.
Han
tenido que pasar varios años para que la privatización a la educación nos
golpeara en la medida que estos proyectos fueran concretándose en cada uno de
las instituciones educativas. A este
proceso podemos hacer mención de varios intentos por cerrar con la fuerza
pública a escuelas como la Normal Rural Mactumactza en el periodo de Salazar Mendiguchia, a la
Normal Rural Jacinto Canek , quienes en demanda de mejores condiciones y cubrir
las necesidades educativas a su formación, a cambio, les han dado migajas y
represión a éstos.
La
respuesta que gobiernos en turno han dado a las necesidades urgentes en el tema
educativo a nivel estatal, es el nulo interés para tratar estos temas, por
tanto, las condiciones generales en educación en Chiapas son de los niveles de conocimiento más bajos en el
país; que decir de las universidades públicas, el resultado es dramático .
Muestra
de estos problemas estructurales es palpable en nuestra Facultad de Ciencias Sociales-Unach.
La política que se sigue al interior de ésta, es la misma que buscara acabar
con la educación pública y gratuita a cualquier costo. Nos referimos a que los
administrativos y docentes jugaran la
prueba que el precandidato a la república Peña Nieto no pasó, si así lo desean.
Es decir, que no tendrán si quiera la dignidad humana de reconocer que su
avaricia los ha llevado y obligado a no importarles el tipo de educación que
recibamos los alumnos de ciencias sociales.
Si
eso es inconcebible, porqué no ver alrededor de nuestra facultad, ¿A caso no es
palpable el problema que existe en cada administración? Hagamos memoria a corto
plazo, de 2006 a la fecha han estado 4 directores frente a la dirección de la
FCS –los dos últimos, Fidel y Mauro con los años establecidos en la ley
orgánica de la UNACH, y dos rectores de
la máxima casa de estudios, cada uno de ellos han llegado mediante las fiestas y palancas. Tratando de ganar legitimidad entre los
estudiantes, para ello, procurar comprar y vender calificaciones. Preguntamos
de nuevo, haciéndonos valer de nuestra observación y crítica ¿habrán cambiado
nuestras condiciones en la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) durante estos
años?
Sobre los
cambios curriculares.
A
raíz de la aceptación de los cambios al modelo curricular de nuestra Facultad
de Ciencias Sociales, por la mayoría de los docentes y administrativos, algunos
por omisión y otros por comisión; y de la comunidad estudiantil por impotencia
e ignorancia, se han suscitado prácticas nuevas
perniciosas y han continuado viejos
problemas de carácter logístico y de coordinación entre academias,
licenciaturas y estudiantes.
Cuando
se presentó a los docentes y estudiantes principalmente, la necesidad de
“actualizarse” y reformar nuestros
planes y programas de estudio para atender los nuevos retos de una
“sociedad más compleja”, se argumentó (y algunos siguen sosteniendo) que desde una visión constructivista, a partir de un sistema educativo estimulado por
las competencias se podía cumplir con las nuevas necesidades que un mundo
“globalizado” requiere.
En
efecto, ésta visión constructivista
atiende las nuevas necesidades de una sociedad globalizada, en donde todos los
esfuerzos serán dirigidos hacia las
reglas del mercado capitalista regidos bajo la oferta y la demanda; es decir,
que los nuevos planteamientos teóricos están diseñados para sostener y
apuntalar la ideología de una clase en el poder, y en función de esos conceptos
los estudiantes y docentes cumplirán (y hemos estado sometidos) las reglas que
el capitalismo internacional o imperialismo exige; de convertir no solo la
fuerza de trabajo en una mercancía, sino pervertir una actividad (educación)
importante por el cual el pueblo puede alcanzar niveles mayores de
conciencia y convertirla también en una
mercancía.
Para
lograr este cometido, desde instancias educativas superiores como el ex rector
Ángel René Estrada Arévalo, Hugo Armando Aguilar se promovieron las
reformas con el chantaje de que si la Facultad le urgen
recursos para sostenerse y quiere mejorar su infraestructura (y tener un mayor
gasto corriente) era necesario tener la acreditación de los Comités Interinstitucionales de Evaluación de
Educación Superior (CIEES),y tener el Nivel 1 (en la nomenclatura de los
CIEES, es la mejor) y así tener mayor injerencia sobre los
recursos económicos. Con este chantaje se dio paso y puertas completamente
abiertas para realizar los cambios e
imponer la visión de estos Comités, que tenían la tarea de adecuar la
Universidad a las necesidades del mercado capitalista, y con ello alejarse cada vez más de la pregonada visión
humanista. Todo ello diseñado hace
muchos años por el BM, FMI.
Aunque
hubo una parte de la comunidad universitaria (algunos docentes, administrativos
y alumnos) que no estuvieron de acuerdo en
los cambios que se estaban realizando bajo las premisas irrenunciables
de los CIEES, presentaron propuestas y alternativas a estos cambios pero no
fueron tomadas en cuenta; otros más, cayeron en la trampa de avalar e incluso
legitimar estos cambios perversos con el supuesto de haber consultado a los
actores o sujetos sociales del proceso, sin hacer la crítica puntual a lo que
se estaba atendiendo.
De
esta manera los nuevos planes y programas de estudio fueron implementados a
partir del año 2010, y los estudiantes
de nuevo ingreso han estado bajo este nuevo modelo educativo, que la mayoría desconoce y solamente se han
remitido algunos docentes a hacerles el comentario de que “están trabajando
bajo los nuevos planes y programas de estudio”, sin extender en la explicación
o los motivos que llevaron a estos.
Al
hacer este breve repaso nos enfrentamos
no solo a viejas y nuevas prácticas perniciosas, sino ante un problema de carácter moral y ético,
desde el momento en que en las aulas
(sobretodo algunos docentes), espacios académicos de información y divulgación
hacemos uso de conceptos y términos que denotan una posición con respecto a
estos problemas, implícito en el discurso,
y se colocan del lado de las
causas populares, en tanto que en la práctica realizan todo lo contrario.
Es
decir, que en las aulas se presentan como los más progresistas y amigos de los
estudiantes, en tanto que cuando se trata de mantener la dignidad y actuar en
consecuencia, prefieren mantener su status y posición económica. Nuevamente
nuestras condiciones materiales determinan nuestra conciencia social.
Entendemos
que los cambios son inherentes a la voluntad de un individuo o un pequeño
grupo, pero éstos se deben realizar con la mejor intención, de manera organizada,
y con objetivos comunes que nos identifiquen como comunidad
universitaria. Y en ella propugnar e impulsar que los objetivos comunes sean
los preponderantes sobre los intereses particulares.
Ahora veamos
algunos hechos:
Esto
es lo que dice un alumno cualquiera
recién ingresado a la Facultad :“a inicio
del semestre se sigue presentando el desinterés de los profesores de las
materias, la acumulación de materias, la impuntualidad de los profesores, los
viernes ponen como pretexto que es día de prácticas y no llegan a clases,
algunos profesores hablan nomas de sus experiencias en clases, llevan a
prácticas nomas para divertirse y ponerse unas borrachera el maestro y los
alumnos, los puentes demasiado prolongados, en algunas materias aun no han sido
cubiertas todavía siguen sin profesores” (Entrevistado el 30 de enero de 2012).
Ineficiencia
de la organización de nuestros horarios de clases, persistencia de materias
vacantes; estudiantes que no leen (resultado y punto de partida de la
deficiente educación pública y su reproducción en el ámbito universitario);
algunos profesores que desconocen los contenidos del nuevo plan de estudios
(evidencia de la verticalidad de aquellos “académicos” cuasi dueños de los
nuevos planes de estudio, señal del adormecimiento de un amplio grupo de
estudiantes).
Estudiantes
que prefieren alimentar, sembrar la cultura de la desgana, la indiferencia, la
apatía; una cultura que siembra la negación del esfuerzo del pueblo (de
campesinos (as), obreras (os), profesoras (es), empleados (as), amas de casa,
comerciantes formales e informales, etc., que pagan impuestos administrados por
los responsables de las instituciones del Estado) por mantener al actual
director, al contador, a las secretarias,
a las y los responsables de Servicios Escolares , a la señora y los
hombres que hacen la limpieza de la Facultad, es decir que contribuye con el
mantenimiento de la Facultad, que contribuye con la educación de mujeres y
hombres estudiantes en la Facultad, sin embargo, con esa cultura se ha propiciado
lo que ahora tenemos, lo que hemos descrito, ¿acaso esa tiene que ser la
cosecha, el fruto? De ninguna manera.
Como
se observa hay problemas que se tratan
de manera unilateral y es necesario
estudiarlo desde sus relaciones con los otros
ámbitos de la sociedad, en su concatenación y esperamos que se
contribuya a ello.
Reiteramos
la necesidad de impulsar la organización estudiantil, y exhortamos a los
compañeros (as) estudiantes a que pregunten con sus profesores y grupos
organizados al interior de la FCS, cuestionen, analicen, sobre lo que aquí se menciona para poder actuar con conocimiento de causa.
¡A IMPULSAR LA
ORGANIZACIÓN ESTUDIANTIL!
¡HACIA LA
LIBERTAD POR EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO!
¡POR LA UNIDAD
OBRERA, CAMPESINA, INDÍGENA Y POPULAR!
¡POR UNA
EDUCACIÓN GRATUITA, CIENTÍFICA Y POPULAR!
COLECTIVO
TSOBLEJ-FNLS
DE LA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA
UNACH.